Por Lucy Ramón.
Obama y Raúl estaban tan desesperados por amigarse que, se les "olvidó" establecer ciertas condiciones. Parecían un matrimonio que después de años separados, lograron olvidar las ofensas o dos adolescentes que tenían que casarse apurados porque se "comieron la merienda" antes del receso.
Me imagino el corre corre de última hora, que si el pantalón del traje le quedaba corto o el vestido le apretaba, que si consiguieron los huevos para el cake, que si la prima le prestó los zapatos blancos de cuando se hizo el santo, que si vendieron el cupón de la cerveza, que si el embargo, que si hay que extraditar a Posada, que si devuelven o canjean a los terroristas, ladrones y estafadores al medicaid escondidos y protegidos por el régimen cubano, que si se violan los derechos humanos en Cuba, que si siguen golpeando a los opositores, que si esto que si aquello, ¡qué despelote!.
El punto es que se amigaron y ninguno de esos "pequeños detalles" resultaron ser impedimento alguno para ninguna de las partes.
Los dos escupieron sobre sus muertos, sobre sus héroes y sobre su historia.
Siempre lo digo, la política es como el matrimonio, cuando los gobiernos y dictaduras están faja'os se dicen oprobios, reclamándose cosas pero en cuanto se amigan, se les olvidan esos reclamos, sobretodo si los perjudicados son otras personas.
Y una vez encomendados a todos los santos, esperemos los resultados de las elecciones del 2016. Porque hay quienes están prometiendo acabar con este idilio.
Yo, en mi palco.