jueves, 4 de diciembre de 2014

¿Oposición o Ripostacion?

Por Lucy Ramón.


No soy politóloga, a penas una cubana que escribe lo que piensa y opina sobre el tema de su país y el régimen que lo gobierna. Ayudenme los conocedores de política,  ayudenme a rectificar, si estoy errada porque, mirando lo que acontece en estos últimos tiempos y después de escribir tanto sobre nuestra lucha, he llegado a la conclusión de que en Cuba no existe una oposición real al régimen castrista. A mi me parece que, muchos de nosotros nos equivocamos al llamarle oposición a un grupo de organizaciones que dentro de Cuba manifiestan su inconformidad o desacuerdos con el gobierno castrista. Creo que debiéramos definir mejor el concepto, sólo así podríamos entender este desbarajuste que estamos viendo. Sólo llamando las cosas por su nombre, es que lograremos ubicarnos frente a qué y con quiénes estamos lidiando.

Sin restarle importancia al valor de quienes se lanzan a las calles a protestar, de quienes dentro de una prisión mantienen una actitud honorable, me atrevo a decir, con tremendo respeto que sus gestos heroicos no conducen a nada, a no ser su autodestrucción o, en el mejor de los casos, a ganarse una visa en la oficina de Refugiados.  Me parece que no se trata ya de estar en contra del castrismo sino de enfocar correctamente el rechazo, de organizarse y definir las demandas del ciudadano cubano.

¿De qué sirve que cuatro gatos salgan a la calle, agarren unos carteles y desafien a un aparato represivo que está armado y listo para someterlos, no sólo por la fuerza sino también contando con el miedo y la apatía de los espectadores?.

Estos valientes cubanos están regalando sus vidas en bandeja, esas hazañas no tumban a Raúl Castro. Esos hermanos nuestros, no están haciendo oposición, están Ripostando, están reaccionando o respondiendo a las estrategias de un gobierno que los manipula aplicando la teoría reversiva de las acciones y reacciones.

La "oposición cubana" baila con la música que le pone el régimen. Si los Castro no quieren algo, les envia el mensaje contrario y entonces los ripostores, responden como ellos esperan. Por ejemplo, el tema del cacareado embargo, basta con que el régimen se atrinchere pidiendo que levanten el embargo para que los "opositores" pidan que se mantenga. Así funciona y ha funcionado siempre. Es el régimen quien escoge los temas sobre los que desea que se hable y los manipula a su conveniencia. 

Raúl y sus cerebros pensantes, planifican y proyectan sus manipulaciones y va "cediendo" a las exigencias de un pueblo inconforme, según crece la efervescencia o la temperatura de los ánimos, por eso, le resulta fácil imponerse, porque lanza las nuevas directrices que les tiene preparadas cuando él quiere, a la hora y el día que él sabe que surtirán efecto.

Si en Cuba hubiera una Oposición centrada, no importa qué tan variada sea, ni cuántas organizaciones la representen, lo importante es que las demandas, las exigencias sean iniciativas del pueblo y no del dictador. ¿Por qué los cubanos tuvieron que esperar por Raúl para vender y comprar autos y vender sus casas?, ¿por qué tuvieron que pasar 55 años para que les dieran la carta de libertad y pudieran viajar fuera del país?.

En USA, sucede lo mismitico; allá, el régimen inventa regulaciones para los familiares que van a la isla y acá sólo se habla de eso, rezonguean un poco pero siguen viajando y no pasa nada. Allá el mismo régimen riega la bola de que Quientedije se murió, y al momento Miami entero comienza a murmurar y a especular que si se murió hace tiempo, que aquel es un doble, que mañana van a decirlo...Se forma el barullo. 

Así las cosas, creo que una verdadera Oposición debería centrarse en tomar la iniciativa y no continuar ripostando lo que el régimen quiere. Creo que va siendo hora de desmantelar la sociedad civil representativa del castrismo, desertando de las organizaciones políticas y de masas como el CDR, la FMC, etc.La Oposición debe crear su propia Sociedad Civil partiendo de la voluntad del pueblo,del ciudadano.

Si siguen respondiendo o ripostando a los antojos del tirano,nunca llegaran a ponérsele y con el tiempo, si no toman conciencia, se irán convirtiendo en sus colaboradores. Vivir por ver.

martes, 2 de diciembre de 2014

Mi tía y su hijo, "Parte VI"



Por Lucy Ramón.

Para mayo de 1975, me ingresaron en la Ondi, recuerdo que el día antes, estando en casa de mi tía, me comenzó el dolor en el estómago pero se me alivió enseguida. Ella estaba sentada en su balance, hacía unos días le habían dado el alta pero no se sentía bien. Tía Mercedes no era mujer de estar sentada, esperando que le pusieran todo a la mano y creo que al verse tan inútil por las secuelas de su enfermedad, ella escogió irse.

Estaba flaquita, aquel cuerpazo lindo y macizo, era ahora hueso y pellejo pero aún así viejita y enferma era linda. Tía no era blanca de piel, sino triguena clara y con el pelo corto y lacio. Dos motas esparcidas de canas, adornaban ambos lados de su cutis limpio y casi sin arrugas. Tenía los ojos verdeolivo. Hasta hoy no he podido comprender por qué nunca quiso aceptar las buenas propuestas de matrimonio de caballeros enloquecidos con tanta belleza y virtud.

Dicen que cuando el padre de su hijo quiso regresar con ella, por poco mi tía lo mata con su pistola.
- ¡Si te agarro sinvergüenza te mato! 
Así le gritaba, mientras intentaba atraparlo.
- Que yo he tenido que trabajar muy duro para mantener a mi hijo para que tú vengas ahora, pa'que te lave el fondillo, viejo cagalitroso.

Dicen que él la traicionó cuando eran más jóvenes y cuando se cansó de pachanguear, vino a pedirle perdón y mi tia lo escupió y lo aborrecio para siempre. Ella decía: "Perro huevero, aunque le quemen el hocico",  de mi nadie se ríe y menos un traidor y sinvergüenza.

Tía nunca quiso ponerle padrastro a su hijo y como no creía ni confiaba en ningún hombre, volcó todo su amor y dedicación sobre su hijo.

Aquella noche de la despedida, ella se coló en mis sueños y me dio un besito en la cabeza, era su costumbre besarme la frente y la cabeza todos los días cuando llegaba y cuando me iba y esa noche me besó varias veces y me dio la espalda, luego vi, cómo mi primo, cogía sus zapatos y los abrazaba y los besaba arrodillado en el pasillo de la cocina que estaban construyendo en la parte de atrás de la casa. Oía sus gritos de desesperación pero como tenía un suero puesto en el brazo, no podía moverme. Mi tia se perdió caminando recto recto por el pasillo del hospital. Iba con su vestido gris, el que se ponía cuando le guardó luto a su mamá.
Cuando mi mamá vino a verme al mediodía, mi primera pregunta fue:
- Mami, ¿y tía Mercedes? 
- ¿Por qué me preguntas así, con ese susto?
- Ay mami, es que anoche soñé que mi tía se habia muerto y Pepe lloraba besando y abrazando sus zapatos. Daba unos gritos, pobrecito.

Mi madre no podía creerlo, mi tía se había muerto hacía dos dias y la reacción de mi primo había sido exactamente esa, abrazarse a los zapatos de su mamá.  Cuando ya estaba en mi casa, mi primo y su mujer fueron a verme con la niña. Lloramos los tres.

Desde entonces, a pesar de que mi primo era casi contemporáneo con mi padre, quedamos muy enlazados y su esposa siempre fue muy especial conmigo. Al año siguiente tuvieron otra niña y buscando el varoncito se tropezaron cin un par de jimaguas lindisimas. Las cuatro eran lindas pero una de esas mellizas igualita a mi primo, la otra es el retrato de su mamá.

En todos los cumpleaños de mis hijas están mis piritas  Recuerdo que Chela, me preparaba las empanadillas, los bocaditos y las frituras. Porque nadie más ella se esmeraba en hacer esas especialidades, su salud nunca fue muy buena y además a parte de atender a sus hijas, se dedicaba a cuidar niños, a coser zapatos de tela, a hacer chucherías para entrar un dinerito extra a la casa.

No sé de dónde sacaba energías pero siempre tenía todo en orden y encima, le cooperaba a su esposo. Sus hijas muy bien vestidas, con sus lazos y sus buenos zapatos; todo el tiempo se la pasaban haciendo cuentos y riéndose. No había un día que en aquella casa no se mencionara a mi tía. En su altarcito, estaban las fotos de mi tía, de mi bisabuela y su virgencita de la Caridad con sus respectivos cabitos de velas y sus flores.

Con el dinerito que Chela hacía cuidando muchachos más el salario de mi primo, lograron transformar la casa y poco a poco terminaron la cocina y le pusieron losas al pasillo y corrieron las paredes. Todo a base de trabajo y sacrificios de los dos. Mi abuela Enma quiso mucho a Chela y para mi, es mi prima de sangre. Cuando necesitaba exteriorizarme con alguien, ahí estaban ella y primo para escucharme y darme un buen consejo.

La vida le guarda sorpresas a uno...

En el 2002, cuando murió mi padre, fue Chela quien lo vistió y ayudó a prepararlo en la morgue y mientras yo viva voy a agradecerle esa acción como también vivo eternamente agradecida de mi tia Mercedes y su hijo cuando nos recogieron en su casa, aquellos 18 meses que pasamos rodando sin tener donde vivir, gracias al odio, la avaricia y la ignorancia del lado negativo de la otra familia.

A mi tía le agradezco las manías que me transmitió y todo su amor desbordante hacia mi persona. Cuando llegué casi un mes después de la partida de mi padre, bajo tremendo aguacero fui a ver a mis primos. Conversamos muchísimo y recordamos momentos tristes y alegres. De cuando mi tía se enfermó, de la época de los besitos de piquito y la veladera de mis tías. Hubo un momento muy especial en medio de lágrimas y risas. Mi primo Pepe se puso de pie y abrazo a su esposa por detrás y me dijo emocionado:
- Prima, yo soy el hombre más feliz del mundo. Esta mujer es mi vida, mi amiga, mi yunta, mi hembrota. No quisiera vivir si ella me falta. Mi madre, prima, no se equivocó, esta mujer me dio cuatro hijas a las que adoro, ¿Qué más puedo pedirle a la vida?.

Chela lo miró maliciosa. Mi primo la convirtió en su "bandolera" (pensé). Una hora antes de partir para el aeropuerto, mi primo fue a despedirse, llegó solo, a Chela le daba sentimiento despedirme. Lo besé mil veces y lo abracé, mi primo tenía los ojos aguados. El sabía que era la última vez pero no me lo dijo.

Por estos días de diciembre cumplen cuatro años de estar juntos él y mi tía. Ninguna de sus hijas aceptan aún esta partida. Esa enfermedad se ha llevado gran parte de mi familia, sin miramiento alguno. En cuanto supe la noticia, llamé a Cuba y hablé con Chela y con Mercy. No sabía qué decirles, me ahogaba. Del lado de allá pasaba lo mismo, ninguna de las tres dijimos nada coherente. Recuerdo que les dije:
- Se me fue mi primo del alma.

Es inconcebible que un hombre alegre y bonachón como mi primo, se nos vaya así. Toda la alegría de la casa se fue con él. Me imagino el vacío y la tristeza que reina en esa casa. La pobre Chela, no quiere vivir y estoy convencida de que si algo la mantiene en pie son sus hijas y sus nietos pero, ella ha decido irse.
A mi me gustaria tanto volver a verla.








Mi tia y su hijo, "Parte V"



Por Lucy Ramón.


Después de unos minutos, mi primo le dijo a su madre:

- Mamá, la ahijada es bonita pero a mi me da miedo causarle un desencanto y rayarle su cara a usted delante de todo el mundo y de la familia.

- Mi'jo usted no se sienta obligado, pruebe a enamorarla, converse con ella pero, eso si, ni se atreva a "tocarla" porque lo mato.

Cuando aquello no habían celulares, ni internet, ni fax de lo contrario, hubiera pensado que tía Mercedes le envió un email a su hermana. Al otro dia, estaban ahí de patria o muerte, ¡ay, no!, nada de patria o muerte, eso suena castroide. 

Al otro día tempranito llegaron las dos. Hubo risitas malisiosas entre hermanas y la ahijadita se había espabilado un poco. Cómo empezó el noviazgo, no lo sé, a mi me ponían a hacerle guardia a la virginidad de la novia y luego me interrogaban:
- ¿Qué están haciendo?, si se besan, nos avisas, cuando quieras ir al baño, llámame, ¿de qué hablan?, ¿qué le dice el?, ¿qué le contesta ella?.
- Nada tia, si tia, yo te aviso tia, no sé lo que dijo, tía,..¡Dios!. Parecían dos verdugas las dos, pero a mi me gustaba el show, me sentía importante. Todos ellos dependían de mis observaciones, jajajaja. 
¡Rianse! Como ya lo del noviazgo era un hecho, mi primo y la ahijada se daban besitos de piquito y yo me reía, velando a mis tías para que no interrumpieran el romance.
- Ahora, ¡dale!, ellas están conversando en la cocina, jijijiji
Eran besitos sanos. Mi primo, tan viejo parecía un adolescente. ¡Cómo gozamos!
Nada de mates, ni recabuchadera.

Enseguida mi tia inventó viaje pa'Campechuela para formalizar la relación con los padres de la novia que, al parecer estaban al tanto de todo y confiaron en la comadre para que cuidase de su hija. Eran vecinos muy buenos de mi tía Cota y desde antes de nacer la niña, la escogieron de madrina.  Como cosas del destino, la salud de mi tía Mercedes se deterioró en poco tiempo. Comenzó a retener líquido y sus riñones poco a poco, dejaron de funcionar.

Mi primo y la ahijada, finalmente se casaron y mi tía paparadójicamente se puso celosa con la nuera. Cuando regresaron de la Luna de Miel, mi tia se encaprichó en dormir con los recién casados. Todo el mundo comentaba eso. ¿Cómo Mercedes va a dormir con el matrimonio si ella nunca dormía con su hijo desde que era un bebé, ni nunca lo sobreprotegio, ni lo malcrio?, ¡Qué raro!.

Desde que Chela regresó del hotel con mi primo, sentó a mi tía y le dijo:
- En esta casa manda usted y el dia que usted no esté seguirá mandando. Lo único que yo quiero es que la reina de esta casa, se siente en ese balance a descansar que bastante ha trabajado en su vida, yo le prometo que usted nunca tendrá un disgusto por mi culpa.

Desde ese día, mi tía no volvió con la malacrianza de dormir en medio de la pareja. Al mes siguiente, ella quedó embarazada pero se trataba de un embarazo ectópico y estuvo al borde de la muerte. La llevaron al salón y a tiempo lograron resolver el problema. Le hicieron una herida enorme y le advirtieron que debía esperar mínimo un año para volver a embarazarse pero Chela sabía que un año era "demasiado tiempo" para mi tía.

A los dos meses volvió a embarazarse y esta vez con más suerte. Mi tía siempre estaba linda, entalcada, limpia, con sus baticas de casa almidonadas y planchadas como le gustaba a ella. Su casa brillaba, parecía que todos los días ella se levantaba a hacer las tareas de la casa. Un día me dijo:
- Mire mi'ja, a mi me queda poco pero si me muero, me voy feliz porque dejo a mi hijo en manos de una mujer que jamás le fallará. Yo sé que él no está tan enamorado pero ya tú verás que él se enamora. El dice que no pero a él le gusta la mujer.
- Tia, ¿y si él la bota o ella lo deja?
- Eso no va pasar nunca, esa mujer no es bruta y además lo va a querer mucho.
- Si tú lo dices...
- Cuando eso llegue, ya no estaré aquí pero eso es así.

La primera nieta de mi tía lleva su nombre. Recuerdo como se la daban a cargar y mi tía se ponía nerviosa, sus manos casi no podían sostenerla. Cuando Mercy tenia nueve meses, mi tía murió. Un cáncer implacable acabó con su vida. 

Yo estaba ingresada cuando mi tía murió y mi mamá no quiso decirme cuando se la llevaron grave para el hospital pero yo supe que estaba muriéndose. Una noche "mi tia" fue hasta mi camilla a despedirse, fue algo especial nuestra despedida.

Continuará.

Mi tia y su hijo, "Parte IV"



Por Lucy Ramón.


Qué creen, ¿que porque mi tía murió cuando yo tenia trece años, no la lloro y siento su ausencia?. Cada vez que su carita linda levanta la tapa de mis recuerdos y se asoma a mi mente, una mezcla de dolor y alegría se adueña de mi y escucho su voz pausada diciéndome:


- Mire mi'ja (así me decía) cuando usted vea los rincones de una casa sucios, los rodapies manchados con una línea de churre formada por el roce de la frazada, cuando vea esa frazada puesta en el trapeador sucia, cuando usted una mujer tenga la tira del ajustador torcida y limpiandole los mocos a los muchachos con la bata de casa que trae puesta, con la mano o con la misma ropa de ellos, en esa casa, no tome ni agua. Eso es igual a llegar de la calle e ir directo al refrigerador sin lavarse las manos, tomar en un vaso marcado de labios, de café o sentarse a la mesa sin peinarse y con las manos sucias-.



Esa cantaleta era diaria y constante. No le gustaba que la gente se manoseara el pelo y si veía uno, ahí mismo la formaba pero yo me hacía la que no la oía y como a ella le encantaba peinarme, arrastraba mi banquito hasta su balance con el peine en la mano y venía mansita a peinarme, era su terapia. Desde el primer peinaso le pedía que me hiciera cuentos o anécdotas, a ella le gustaba hablar y contarme cosas. Cuando se le acabó el repertorio me repetia una y otra vez las mismas y yo me daba por sorprendida como si me estuviera contando algo nuevo.

Mi primo Pepe, entraba y salía, a veces contento, otras no tantas, a cada rato la casa estaba llena de parientes que venían a Santiago y mi tía no paraba atendiendo al batallón.  Recuerdo que la primera vez que vi una grabadora fue el día que mi primo trajo una y me grabó todas las boberías que dije y las reproducía para reírnos. Ese día estábamos en el comedor mis tías Mercedes, Cota y Concha, mi primo Pepe y la ahijada. Habían llegado en la madrugada y al parecer, el regreso de la muchacha, le causó a mi primo una gran alegría. Tia Cota hablaba y la grababa, hablaba tía Concha e igual, a reírnos todos, como unos tontos.

La ahijada no decia ni Ji, le daba pena que la grabaran, finalmente, cuando el jueguito parecía haberse acabado, la muchacha habló algo y cuando mi primo puso la grabación, se puso roooooja de la pena. Estábamos gozando con aquel artefacto, como si fuéramos unos niños. Ese noche, mi primo no salió. En aquel tiempo en algunas casas había tv pero la señal era malísima y a nadie le llamaba mucho la atención y las personas eran felices cuando visitaban a sus parientes y se sentaban a conversar, tomaban un café y los muchachos jugábamos a la tacha, a la cinta, al escondido, etc. Esa era la costumbre, o bien se visitaban o sacaban los taburetes y balances para la acera y …¡a conversar se ha dicho!.

Un día, sorprendí a mi primo mirando a la ahijada de refilón y enseguida se lo dije a mi tia Mercedes. 
- Tía, Pepe la miró con ojos de novio.
- No se lo diga a nadie, mi'ja.

Esta vez, las visitantes no se pasaron tantos dias y según se fueron, mi tía llamó "a capítulo" a su hijo.¡Era el momento de dar el consejo!. Para que mi tía no me mandara para mi casa, disimule estar haciendo una tarea, paré mi "guataca" para no perderme ni el sonido de las moscas.

- ¿Mi'jo usted va a salir hoy en la noche?
- Si, ¿por qué?, voy a casa de (......) a ver si se arreglan las cosas. Ella dice que va a becar los muchachos, así que sólo vendrán cada quince días.
- Mire mi'jo no se engañe, usted lo único que quiere de esa mujer es su sexo. 
- ¡Ay mamá, no diga eso! Yo tengo otras mujeres y si fuera por....
Mi tía lo interrumpió. 
- Usted es dueño de su vida y lo que usted decida, a mi no me quedará de otra que aceptarlo como madre y si esa es la que quiere, pues agarrela y casese con ella. Le prometo que haré hasta lo imposible por quererla pero escuche bien esto: El amor se hace, se construye con los años, con la fuerza de echar adelante una familia y no hay nada como la primera vez. Si te casas, el día de la boda ella estará comparándola con su boda anterior, si tienes un hijo, ella estará pensando todo lo que pasó alrededor de sus partos anteriores, sus hijos siempre sentirán celos de tu hijo, te pasarás la vida lidiando con hijos ajenos que quizás lleguen a respetarte pero nunca, aunque te esfuerces, te verán como un padre. Si fueran más pequeños y tú los educarás, las cosas fueran diferentes. Te digo hijo que lo pienses. Si esa mujer va a becar a sus hijos para estar feliz con un hombre, no esperes que será una buena madre con los tuyos. Los hombres quieren a los hijos de su mujer, en la medida que ella los amen.
Además, si tú tienes la posibilidad de hacer una vida con una mujer buena y de contra linda, bien bobo eres si no aprovechas -.

(Y en ese momento mi tía dio su estocada final)

- Ahí la tienes, a la ahijada de mi hermana, la muchacha está boba contigo.
- ¡Ay mamá!,¿que te pasa?, esa muchacha es muy niña pa'mi. Tú sabes que me gustan las mujeres con experiencia.
- Jajaja, ¿así que mujeres con "experiencia"?¿y quién enseñó a esas mujeres?
- ¡Sus maridos!¿quién si no?
- Pues agarra a tu mujer virgencita y vuelvela una "bandolera" para ti.

Hasta yo solté la carcajada, eso de volver bandolera a la ahijada, me causaba gracia, más cuando recordé aquel dia que mi primo la grabó y mientras todos nos reiamos, ella se moría de la pena. Mi tía se puso pie y con la mano en el hombro de su hijo le preguntó:

- ¿A ti te gusta la muchacha, si o no?, si me dices ahora mismo que ni siquiera te llama la atención, hoy mismo traime a esa que tú dices que quieres. Ya yo estoy vieja y enferma y sino te apuras, no conoceré a mis nietos.

Mi tía no mentía, ni le hacía teatros al hijo. Mi primo estaba seguro de que su madre querría a la mujer que él quisiera. 




Continuará...

domingo, 30 de noviembre de 2014

Mis reflexiones



Por Lucy Ramón.


La Libertad es algo deforme que nos inventamos para hacernos creer que luchamos contra lo que podemos vencer y de paso, ocultarnos, a nosotros mismos que, somos esclavos felices de otras cosas a las que no queremos enfrentarnos.

Nota: Sé que entendiste pero no quieres enfrentarte a ese amo.

Noticias futuristas




Por Lucy Ramón.


En unos treinta años, EEUU será el país delantero en el consumo de aditamentos para caminar, bastones, sillas de ruedas y correctores de la columna vertebral, en fin, 99,9 % de los ancianos de entonces, serán lisiados, escolioticos y minusválidos. 

Observen las imágenes.

Mi tía y su hijo, "Parte III"



Por Lucy Ramón.


No recuerdo con exactitud qué tiempo se pasó la ahijada, sé que mi otra tía se regresó y ella se quedó al cuidado de mi tía que era una fiera en eso de cuidar la virginidad y la moral. Ahora si me convirtieron en la guardiana pública de la muchacha y mi primo ni se le acercaba, él sabía que mi tía no se prestaba para sinverguenzuras de ningún tipo. Cuando mi tía Cota, regresó ya la ahijada campeaba en la casa, le ponía la mesa a todos, salíamos a hacer visitas a amistades cercanas y todas las amigas de mi tia quedaban impactadas con las maravillas de aquel pozo de virtudes que mi tía tenia en su casa. 


Las primeras en quererla fueron las galleguitas, unas viejitas solteronas, muy recatadas que querían mucho a mi tía y soñaban con ver casado a mi primo con una buena mujer. Desde el primer día quisieron a la ahijada. Como ya les he contado, a las mujeres de mi familia les gusta "el café fuerte y el chocolate espeso", por eso, un buen día, estando solitas en la casa, mi tía le preguntó a la ahijada de su hermana:


-Venga acá mi'ja, ¿usted quiere casarse? (mi tía sabía que a la ahijada le gustaba su hijo. Unas cuantas veces la habíamos sorprendido muy embelezada mirándolo cuando él daba la espalda).
- Si tía, si quiero casarme pero todavía no tengo novio.
- Eso ya lo sé, Cota me contó que nunca haz tenido novio pero, ¿y si se te presenta algún enamorado, lo aceptarias?
- No.
- Y por qué, mi'ja? (Incidió mi tia con malicia).
- Ah, porque el que yo quiero no me quiere.

Mi tía acaba de confirmar todo lo que necesitaba, a partir de ahora, era cuestión de tiempo y tacto. La ahijada se fue a su casa y volvimos a quedarnos solas. Cualquiera pensaría que vivía con mi tía pero no, no vivía con ella, sucedía que mi escuela estaba en la acera de enfrente y cuando llegaba tempranito algunas veces, ella me tenía listo mi café con leche. En el receso volvía a tomar agua fría y a llevarle a mi maestra. Cuando nos soltaban, mi tía se asomaba y me cruzaba la calle porque los carros de la policía y los "caballitos" parqueaban en la estación de la motorizada y bajaban la loma que parecían rayos. Los otros carros hacían lo mismo y a mi tía le daba miedo que me pasara "algo".

Ella no me dejaba ni comer mamoncillos, decía que me ahogaría y cuando lograba que me los comprara, me los trituraba o me obligaba a masticarlos como si fuera una nenita y ya yo era una "tarajallua" (jajajaja). Cogía unas luchas con eso de que podía ahogarme que, un día me llevó a dos cuadras, en su misma acera para que viera la foto colgada en la pared de un vecinito que se había ahogado con un caramelo.

- Pero tia, ese niño tenía tres años y yo tengo diez.
- ¡No me importa!, cualquiera se ahoga y ese susto no lo paso… ¡Me muero!.

A mis diez años creía que mi tía era una vieja exagerada y caprichosa, hoy recuerdo lo nerviosa que se ponía al verme comiendo mamoncillos, hoy, hoy supe lo que mi tía me quería.  Ahora me doy cuenta que para ella, yo era su hija, la hembra que no tuvo y quizás deseó tener. La vida, no me dio tiempo para decirle cuánto la quería pero sé que ella estaba convencida de que yo la adoraba.

Cuando salía de mi escuela, almorzaba con mi tía y a eso de las dos o las tres, me iba a mi casa y cuando me bañaba le decía a mi mamá que iba a hacer la tarea en equipo y recogía en su casa a alguna amiguita de mi clase y en el pasillo de casa de mi tia, me tiraba en el piso a estudiar. Si había alguna merienda, me la daba y al caer la noche, regresaba a mi casa.

Gracias a mi tia Mercedes, aprendí a peinarme sin romper el peine. Ella tenía un peine de carey que lo cuidaba como un tesoro y no dejaba que nadie lo usara pero a mi me lo prestaba luego de una sesión de explicaciones prácticas de como desenredar un "nido de gallina". Empezaba por las puntas y poco a poco iba subiendo hasta lograr que cada hebra se organizara,  ¡Qué paciencia!, ¡Cómo sabía hacer cosas mi tía!.

Nadie como ella para limpiar, lavar, planchar, cocinar (hacía una sopa de pescado riquísima), sobaba el empacho y "cortaba" la "disipela" o culebrilla con una tijera y oraciones. A veces, me santiguaba con un ramito de albahaca porque decía que yo tenia "mucha vista".

¿Mucha vista? (pensaba), ¿quién miraria tanto a una niña?, pero si tía lo decia, por algo era, ella era una estrella que había pedido permiso para vivir acá por un tiempo y luego volvería a subir. Por eso, cuando miro el cielo y veo pocas lucecitas parpadeando, trato de encontrar las que más brillen, estoy segura que una de esas, es mi tía Mercedes.


Continuará...

Mi tía y su hijo, "Parte II"



Por Lucy Ramón.


La familia de mi abuelita paterna no era tan leída ni escribida y sin embargo, las mujeres, mis tías- abuelas, primas, etc., eran sabias, tenían una intuición y una picardía increíbles, quisieran muchas doctoradas tener la inteligencia y la astucia de esas mujeres. Tuve la dicha de conversar mucho con ellas y me contaban pasajes de sus vidas con tremenda confianza. Desde muy niña, me gustaba oír conversaciones de la gente grande y me acostumbré a observar y a callar.


Nunca vi a ninguna de esas mujeronas discutir con sus esposos, tampoco vi a sus esposos gritarles, ni abusarlas, ¡cuidaito!, qué las mujeres de mi familia son mansas y buenotas pero "el macho cimarron sabe del palo que se rasca", creo que mis primos y tios (políticos) amaron con pasión a ese ejército de féminas bellas y virtuosas; digo ejército porque eran muchas, ya quedan pocas, la mayoría están con Dios, a penas me quedan, dos o tres de las más viejas que, aunque no nos veamos, sabemos el amor que nos tenemos.


Poco a poco les contaré sobre las que ya no están y las que aún viven y les adelanto que, estas últimas son muy felices con sus esposos, sus hijos y sus nietos. Pues si, esa noche de confesiones, mi tía Mercedes sabía que cualquier opinión que diera acerca del tema, cuando a su hijo se le pasara el enojo, la tomaría en negativo y luego sería procesada como la opinión "egoísta" de una madre "celosa" de su único hijo. 

Al mediodia, cuando mi primo vino a almorzar, como de costumbre, le sirvió poniendo los platos dobles, el llano grande sobre un "doble" de saquito de harina, bordado a mano por mi tía virtuosa, con una florecita y almidonado y planchado, listo para la mesa de su rey, luego otro plato más con un potajazo que revivía a un muerto. Era pobre la mesa pero estaba servida con el amor más grande del mundo. Como no hubo alusión al tema, mi tía continuó con su faena hogareña, Pepe se tiró a dormir la siesta en aquel piso brillante y frío y después de un par de reconocidos, se levantó y se fue.

-Yo sé que él anda con la cabeza hecha agua por esa mujer.
Me comentó preocupada. Quién sino ella para conocer a su hijo. Pasaron los días y para mi primo, la mente de mi tía seguía "virada"...Jajaja, mi tía tenía prendido el bombillo las veinticuatro horas. Si pasó un mes o menos no recuerdo, lo que sí me sorprendió fue la llegada de mi otra tía, (hermana de ella) que vivía en Campechuela y llegó acompañada de su ahijada, una muchacha muy linda, algo guajirita pero con clase.

Recuerdo que tenía puesto un relojito de pulsera, su anillito y su cadenita de oro. En aquel tiempo, una joven con esos detalles, se consideraba alguien que no era tan pobre. En cuanto la vi con aquel pelo debajo de la cintura y sus ojitos claros, enseguida pensé en mi primo...."en cuanto la vea, se enamora"... (siempre fui muy maliciosa). Para que vean, a mi primo le llamó la atención pero nada de "wow". Hubo presentaciones y hasta ahí. En la noche, él cogió calle y mis tías se quedaron maquinando.Yo estaba como un resorte pendiente a todos los movimientos para ver si había pensado mal.

Me hice amiguita de la ahijada desde el primer dia, a ella le gustaba que la peinara y le hiciera trenzas. Cuando se lavaba la cabeza, la ayudaba a hacerse el torniquete, muchas veces me escapaba en el receso y la maestra me regañaba porque ayudarla a ponerse los ganchillos era muy engorroso en ese pelambre largo y abundante me tomaba mucho tiempo. 

Si la ahijada iba para sala, para allá me mandaba mi tía a ver y oir las conversaciones con mi primo y me volví experta en miraditas y "flitreo". No hablaban nada importante,a penas intercambiaban algún saludo. Qué podría conversar una jovencita de unos 19 o más (de aquella época) con un hombre que le llevaba como unos veinte años, no los aparentaba pero los tenía. 

La ahijada era peor que mi tía con la limpieza y el orden, era el clon de mi tia, a la verdad. Nadie tenia que mandarla a hacer las cosas y se notaba que no lo hacía para ganarse a nadie, era su costumbre fregar en cuanto terminaban de comer, se levantaba temprano a ayudar a mi tia en todo. Hasta confieso que sentí celos de esa concomitancia de la ahijada con mi toa porque todo el tiempo estaban cuchicheando y ya mi tía no cruzaba enfrente a darme la mano cuando salía al mediodía de la escuela. Ahora mandaba a la ahijada y algunas veces venia por mi.

Continuará... 

Mi tia y su hijo "Parte I"



Por Lucy Ramón.


Si hay alguien que quiero con el alma es a mi primo Pepe Romero, él era primo de mi abuela pero, en mi familia, como les he contado, no hay eso de primo primero, segundo o tercero. Pepe era mi primo y punto. Desde niña lo vi tan lindo, tan macho y tan bueno con su madre, con su esposa y sus hijas que, busqué la manera de estar siempre cerca de él.

Cuando mi tia Mercedes me matriculó en la escuela de enfrente a su casa, me dio una alegría muy grande, algo me decía que me quedaría atada a ella para siempre. Mi tía era bella, tenía un carácter muy fuerte. Solita crió a su único hijo porque según ella, no había nacido para aguantarle paquetes a nadie (¿se me pegaría eso a mi también? ). Nunca tuvo otra relación y lavando, planchando y cosiendo para la calle sostenía su humilde e impecablemente limpia casita.

Mi tía era desquiciante con la limpieza y el orden (también me pegó esa matraquilla). ¡Pobrecita mi tía!, de tanto lavar a mano, tenia los dedos deformados. Hacía almidón de yuca y almidonaba hasta los calzoncillos de su hijo. Vivía "sobando" las camas, cada vez que entraba y salía del cuarto les pasaba las manos para estirar cualquier pliegle, imagínense que ella planchaba aquellas sábanas que parecían cocos de lo blancas que estaban. No me lo creerán, mi tÍa planchaba las tiritas del ajustador y cuando mi primo, se tiraba debajo de su carro a mecanicar, lo hacía vestido de planchado, jamás esa ropa volvía a su cuerpo con una mancha de grasa.

Ella y su hijo eran compincheros, conversaban todo el tiempo y sin tantos conocimientos de psicología, mi tía sabía cómo timonear el carácter de mi primo que, por cierto, era como el de ella de difícil e intransigente, cuando se encaprichaba con algo, nadie lo sacaba de ahí, sólo mi tía, con sus mañas, su amor de madre y su arte para decirle las cosas.

Y ustedes se preguntarán; ¿y a qué viene esta historia tan común?

¡De común nada!, estos dos seres, dejaron una huella imborrable en mi corazón y si en alguna ocasión les he contado sobre ellos, me disculpan, porque son tantas las veces que hablo sobre mi tía y su hijo que, no sé si lo escribí, así que hoy quiero asegurarme de que esta historia quede escrita en alguna parte.

Cuando mi primo Pepe, se convirtió en un jovenzuelo, mi tía le daba su dinerito los fines de semana para que invitara a sus novias al cine. Nunca llevó ninguna a la casa porque ese privilegio se le daría a la que clasificara para ser su esposa y esa regla se cumplió. No se crean que, por ser único estaba "enfalda'o", como mi primo era tan lindo y siempre andaba tan presentable, mujeres de todas las edades y "estatus"(casadas, solteras, divorciadas) se volvían locas con él pero, mi tía nunca las conoció, supo de esas conquistas porque se lo contaba a su mejor amiga: mamá.

Un día, una de esas enamoradas, logró conquistar su corazón pero, según investigaciones (secretas) de mi tía, la mujer no era de muy buena "reputación", tenía dos hijos varones y al parecer, su vida era un libro desencuadernado y los muchachos no la respetaban. Mi primo trajo a la señora con los niños pero los dejó en el carro y mi tía, la escuchó cuando ella los instaba a decirle papá a mi primo y uno de los niños se negaba rotundamente a cumplir ese mandato. El carro temblaba del griterío que se formó, ella a que si y el niño a que no... ¡Jum!. Se le estaba complicando la vida a su tesoro (pensaría mi tía) y ya era hora de tomar acción.

Por la noche, cuando Pepe volvió del paseo, se le veía extenuado, aquellos muchachos de unos once y trece años respectivamente, le habían dado un día de chupa y déjame el cabo. Mi tía permaneció calladita, estaba segura de que en cualquier momento, su hijo soltaría la sopa. Cuando terminó de comer, mi tía se sentó en el balance y Pepe ocupó el suyo.

- Te ves cansado mi'jo.
- Un poco, mamá, hacia mucho calor y en ese parque había un sol de madre.
- ¡Oh!, pensé que habían ido a la playa.
- Nooo, eso querían los muchachos pero la ida al parque fue suficiente. 
- "Suficiente", ¿por qué?
- Na' mami, esos muchachos viven fajándose, la madre gritándoles, ninguno de los dos la respeta, yo quise controlarlos y me dijeron que yo no era su padre y cuando ellos montaban los columpios... ¿tú sabes lo que me dijo el más grande? -Tú no puedes regañarme porque no eres mi padre -…¿y tú sabes cual fue la respuesta de la madre cuando le di las quejas? - Bueno, ellos son chiquitos y no saben y no están acostumbrados.

Mi tia calladita. 
- ¡Ay mamá, no sé qué hacer!, a mi me gusta mucho esa mujer y ella y yo solos, no tenemos problemas.
- Pero resulta mi'jo que, usted y ella no estarán solos nunca. Ella es madre y las madres siempre van a tirar pa'los hijos y si son chiquitos más.
- Pero mamá, yo estoy enamorado de esa mujer.
- No, tú no estás enamorado, tú te sientes atraído por la "hembra". Si tú estuvieras enamorado, no verías la malacrianza de esos muchachos, ni estarías con esa duda. Lo que pasa es que ... y ... halan más que una carreta, el punto es, no dejar que te halen la cabeza porque la pierdes.
-Tú siempre en lo mismo, jajajaja.
- ¿Quieres oír algo?
Mi tía no esperó el si y siguió hablando.
- Si después que sales de la cama de esa mujer, tú crees que no puedes compartir tu vida con ella por sus hijos o porque ella no reúne realmente las cualidades que esperas de una esposa, creo que debes hacer una lista de lo bueno y lo malo y luego suma a ver qué te da.
- Pero bueno mamá, quizás las cosas cambien, los muchachos están grandesitos y lo del reguero de su casa puede mejorar. No todas las mujeres son tan pulcras como tú.
- Si van cambiar o no, eso sólo lo sabes tú que la conoces y sobre los niños, lo único que te puedo decir es que, entre más grandes peores se podrán, se convertirán en hombres y pueden desafiarte y en una bronca de esas, tú tienes las de perder, las mujeres siempre defenderán a sus hijos, al menos, yo lo haría. Cuando las madres le han permitido falta de respeto a sus hijos y no tienen autoridad sobre ellos, el hombre que llegue a imponer disciplina será un extraño para ellos. No todas las mamás castigan y ponen correctivos y esas son las consecuencias. 
- Jummmm...el chiquito se lleva mejor pero, a veces, coge celos con la madre.
- Mañana, cuando salgas del trabajo, pasa por su casa y me cuentas, para entonces te daré mi opinión porque con sueño, mi mente anda virada y no es bueno andar de consejera.

Mi tía sí sabía el consejo que su hijo necesitaba pero también estaba convencida de que no era el momento de darlo.

Continuará...