jueves, 26 de febrero de 2015

El hombre nuevo




Por Lucy Ramón.

Desde los inicios de la satanización, ¡perdón!, de la revolución, comenzó a escucharse en el discurso oficial la frase: "vamos a formar al Hombre Nuevo de la revolución". Nos hicimos la idea de que ese hombre sería un ser perfecto que, actuaría de manera concienzuda dentro de la sociedad, sería el espejo en el cual se mirarían todos los jóvenes del mundo.

Este hombre nuevo estaría por encima de todo proyecto de perfección y en su momento constituyó un reto ante Dios, quien hasta entonces y hasta hoy, no ha podido recoger cosecha como tal entre sus hijos terrenales, pues el único perfecto es El. Buenos modales, regido por el respeto a sí mismo y a los demás, íntegro, cuidadoso de las buenas costumbres, siempre listo a superarse en todos los sentidos, amante de la disciplina que conduce al éxito, en fin un ser virtuoso y único de la especie humana.

El hombre nuevo de la revolución comenzó a dar sus primeros pasos pero, en algún momento de su vida, se dio cuenta de que todas las exigencias de perfección eran sólo para él, mientras que sus gestores, se permitían los deleites de la buena vida y de privilegios que le fueran negados a los que siempre les exigían más aguante y resistencia ante las carencias de todo.

La materia prima del hombre nuevo la formó, en un principio, mi generación y luego le sucedieron las que nacieron después que, al seguirnos los pasos, se fueron percatando de que caminaban sobre un manglar movedizo. Mientras los religiosos se aferraban al Dios que les prometía vida eterna, nosotros los Conejillos del laboratorio del Hombre Nuevo, soñábamos con una Cuba paradisíaca, donde todos, sin excepción, trabajariamos para garantizarnos y garantizarles a nuestros hijos un futuro próspero y lleno de sueños cumplidos.

Resultó que el Hombre Nuevo, un buen día se percató de que ese futuro cada día se hacia más futuro hasta convertirse en inalcanzable. Mientras trabajábamos y estudiábamos y asimilabamos entontecidos la dosis del veneno, los cerebros macabros se frotaban sus manos y se preparaban, estratégicamente para nuestro despertar, tal y como espera el mentiroso por sus víctimas, una vez que éstas descubran sus mentiras. Hoy, nos persiguen, nos encarcelan, nos hostigan, nos destierran.

A nosotros nos programaron para mentir, para odiarnos, chivatearnos, para autocensurarnos e intimidarnos. A nosotros nos destruyeron nuestro Ego y nos hicieron creer que éramos libres. Diluyeron nuestras voluntades individuales en un colectivo de voluntad manipulable, donde nos confundieron el deber con la obligación, Patria con revolución y héroes con criminales. A nosotros nos envenenaron el alma.

El famoso proyecto del Hombre Nuevo dio al régimen castrista los resultados a largo plazo que esperaba y aquí está ese Hombre Nuevo, tal y como lo quería y necesitaba el tirano, sin más ni menos.
Desleal, sin amor natural, hipócrita, egoísta, traidor, ladrón, ventajista, charlatan, envidioso, desnaturalizado, sin honor, sin decoro, abusador, cobarde, vulgarote, chabacano, alardoso, charlatan, etc. Esto es el Hombre Nuevo.

Esta lacra es capaz consciente e inconscientemente de negar sus miserias y sienten que los demás están endeudados con ella. Culpan a cualquiera de sus frustraciones, menos al verdadero responsable: el mismo.

Su ego está tan enfermo que, prefiere autoengañarse con que vivían mejor en Cuba que aquí, porque "luchar" (meroliquear, jinetear, robar, etc) arroja mejores resultados que enfrentarse al régimen para que le ofrezca la oportunidad de trabajar dignamente, le respete sus derechos y lo deje ser libre.

Al Hombre Nuevo no le importan Marti, ni Maceo, ni Bahía de Cochinos, ni la Patria, ni nada. Al Hombre Nuevo le escondieron la historia y le mataron a sus héroes. Al Hombre Nuevo sólo le interesa sobrevivir y escapar porque, para él, la Libertad está lejos, cruzando el mar y hay que ir por ella. El Hombre Nuevo no acaba de entender que la Libertad está en sus propias manos.

Muchas veces siento compasión por el Hombre Nuevo pero, en ocasiones me indigna verlos alardeando y charlataneando las pacotillas que reciben de sus familiares residentes en el extrajero y cómo se las reestregan en la cara a su vecino hambriento, demostrandole su "superioridad". Me indigna saber que ese Hombre Nuevo se prostituye y prostituye a su esposa, a la que también golpea y abusa.

Ese Hombre Nuevo, cuando logra escapar, le cuesta mucho adaptarse a ser libre y muchas veces, se niega la oportunidad de convertirse en un ciudadano digno e insiste en continuar siendo un delincuente, una basura humana.

Me gustaría tanto que este mensaje llegue al Hombre Nuevo. Estoy segura de que muchos de ese Hombre Nuevo, necesitan saber que el único Hombre Nuevo, bueno y honorable es aquel que está cerca de Dios que, con nuestras imperfecciones nos enseña a crecer espiritualmente para convertirnos en mejores seres humanos.

Mis uñas


Por Lucy Ramón.


Ayer sólo les conté sobre el estornudo y el bostezo que me echó encima la señora cocodrila que me hizo las uñas, como estaba extenuada, no tenía mucho deseos de escribir pero ahora que cargué las pilas, les cuento la historia completa. Habían tres manicures "chinos", dos mujeres, una joven y otra no tan joven y un hombre, esposo de la esta última. Le seguían dos manicures cubanas, dedicadas, al parecer a las uñas tradicionales.

Estando en mi silla de espera, la "chinita joven" me quitó con acetona el esmalte para ir adelantando y luego, cuando la china mayor termino'con la clienta que atendía, me hizo una seña y me apure'a ocupar mi puesto. Nada más hago sentarme y la cocodrila me toma las manos para comenzar su trabajo y es en ese preciso momento que la sorprende el estornudo. Si me llega a salpicar de moco, quizás ahora estaría pasando la noche en una estación de la policía de Hialeah, ¡Quién sabe!

El caso fue que después de estornudar, en medio de la faena, la señora se echó un bostezo bastante desagradable, se paró de su silla, caminó unos pasos y a su regreso, volvió a sentarse, abrió un cartucho que había sacado de su bolsa y sonrió, atorugándose un trozo de carne asada en su enorme bocaza. Sonrió mientras tragaba, casi sin masticar. 

Al ver que se trataba de hambre, le hice un gesto de comprensión pues, como manicure que yo sé perfectamente lo que es no tener tiempo para comer por la presión del trabajo. Un par de mordiscos más y el cartucho regresó a su recaudo, la "china" continuó su trabajo. Bueno, intentó continuar, su teléfono móvil que parecía una pantalla plana de un tv sonó y la doña, volvió a desantenderse de mis manos para mostrarle a la jovencita algún mensaje que acababa de recibir.

Las dos hablaron un Chinchanchun de esos que nadie entiende, mi torturadora volvió a reanudar su trabajo. La más joven se alejó hasta el fondo del local y se puso a desinfectar los sillones donde se hace el pedicure. De repente, mi "china" empieza a hablar y hablar y yo comienzo a buscar con la vista algún "blutu'" por su oreja pero no, no tenia ninguno, el teléfono estaba apagado y ella no paraba de chinchanchear sin quitar sus ojos de mis manos.

Mire'a la manicure cubana y le pregunté:
- ¿Ella habla sola?
- No, ella le habla al esposo. Me respondió sonriente.
- Pero si él está atendiendo a su clienta, ¿tiene el nasobuco puesto y no le responde?
- Ellos son esposos y así conversan.

¡Qué raro!, pensé. No es la primera vez que veo este tipo de diálogo, en otros salones de uñas orientales, he visto lo mismo. Casi siempre el esposo ocupa el primer puesto, a la entrada y le siguen la esposa y otros familiares que conversan en su idioma pero lo de mi chinita, rompió récords, hablaba más que un perdido recién encontra'o.

Cuando todo parecía ir "viento en popa", a la joven manicure le cayó una clienta que venía acompañada de un "petardo", digo, de un niño de unos diez añitos. Como estábamos casi pegaditas, el bebé puso una mano en el espaldar de de la silla de su mami y la otra en mi silla y empezó a zarandearme y a soplar aire en mi espalda. 

Creo que mi mirada fue lo suficiente explícita para que la señora captara mi mensaje.
- ¡Te voy a partir pa'rriba Jonathan! 
Esa fue su reacción. Me quedé de una pieza. ¿Como es eso de partirle para arriba a un niño al que evidentemente no has educado? Pensé. El chiquito no se estaba quieto un segundo, se sentaba, se paraba detrás mi y yo velándolo. Aquella señora no se cansó de regañar y amenazar a aquella criatura uniformada.

No acabo de entender por qué las madres no se dan cuenta de que los niños salen cansados después de casi un día de escuela para ir a un salón de belleza con el que no tienen nada qué ver y encima de eso, no le traen algún juguete o aprovechan para conversar con su hijo acerca de sus actividades. escolares. 

Entiendo que no tenemos tiempo para embellecernos y tratamos de hacerlo cuando andamos cerca de donde recogemos los niños. Nos resulta muy difícil sacar tiempo para nosotras pero es muy estresante también para una criatura permanecer sentada como una momia, esperando por algo que quién sabe cuánto demorará. 

Si tenemos que ir a una peluquería con nuestros niños porque no nos queda de otra, por favor, hagámosles la espera más agradable. No se trata de "partirles pa'rriba" sino de educarlos y de darles actividades o interactuar con ellos para que no molesten a las demás personas.

Entre la "chinita" bostezando y estornudandome casi encima, comiendo y hablando sin parar, el chiquillo un poco más y me escupe y me hace caer de mi silla y la madre amenazandolo con "exterminarlo", llegué a mi casa muerta.

Gracias que, a pesar de todo, hace unas uñas espectaculares si no, no sé en que hubiera parado aquello.
¡Valió la pena el sacrificio!

miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi bandera


Por Lucy Ramón.

Hermano venezolano,

¿por qué quemas mi bandera?
mi bandera, la cubana,
¿que también sufre y espera?.
¿Por qué la tiras al suelo?
¿Por qué revuelcas su estrella?
¿Por qué pretendes con fuego
calmar tu ira y tu queja?.

Mi princesa tricolor
la inventó un venezolano.
Tú te das cuenta, mi hermano,
¿Cuánto nos une el amor?.
Nuestra historia está escrita
con sangre venezolana,
no se me arreche mi pana
Juntemonos tú y yo.
Si tu enemigo y el mío
es el mismo tirano,
estrechemonos las manos,
y ¡luchemos con honor!.

Pero...¡contra!, no me quemes
a mi bandera querida
ella también está herida,
ella llora por los dos.
Me duele verla tirada
entre las llamas ardiendo
y mi pueblo está sufriendo
por su bandera ultrajada.

Préndele fuego al que ha ido
a ¡adueñarse de tu tierra!
Dale candela al bandido
al que te robe y ofenda.
Muy pronto nuestras banderas
ondearan en libertad.
El amor y la hermandad
nunca han tenido fronteras.

Mi bandera, la cubana,
tiene un solo dueño,
y ese dueño es mi pueblo
no la confundas con nada.
Quiéreme mi banderita
cuidamela mi pana
que tu bandera y la mía
son dos banderas hermanas.

Yo no coopero con el castrismo


Por Lucy Ramón.


Como no estoy en nada, ni estoy obligada a decir lo que no pienso, me dije a mi misma:

- Mi misma, si Armando Pérez Roura está convocando a la marcha por la "dignidad", no vayas, tú no puedes seguirles los pasos a personas que, durante años le han hecho el juego al castrismo, han desorientado a gran parte de este exilio y han vivido del dolor cubano.

Y heme aquí, ausente a una marcha pero con mi frente y mi dignidad tan altas como las palmeras de mi Cuba.
¡He dicho!.