Por Lucy Ramón.
Tiene un letrero muy grande
que luce resplandeciente,
con el que atrae el cliente,
y todo al que por ahí ande.
La Cascada es la atracción,
de todo recién llegado
que no quiere trabajar
y sueña ser millonario.
Vienen pensando en la vieja,
con plata y propiedades,
mejor si fuera una viuda,
después verán las edades.
Lo que no sabe el soquete
el tamaño de la espuela
que se mandan esas abuelas
pa'no aflojar el billete.
Algunos creen que es llegar,
agarrar a la primera,
no se imaginan la escuela,
por la que deben pasar.
quizás puedan empatar
alguna que otra depresiva
que sufra de soledad
y de cartera vacía.
Pero las viejas matronas,
las que bajan jovencitos,
los invitan a un saladito
gozan... y no te vi más.
Cuentan que un día
a un balsero,
le gustó una "jovencita"
que se gastaba el dinero
y era de lo más bonita.
Tenía el cuerpo estilizado,
las pestañas como artista,
en la cara, ni una arruga,
y el pelo de una estilista.
Se pasó la noche entera
bailando con su "princesa",
bebiendo vino sabroso
y calculando a su presa.
Pero, cerca de las tres,
salían muy apuradas,
como si hubiera un incendio
con las luces apagadas.
cuando su nueva conquista
intentó encontrar la puerta,
el la agarró de la mano,
ella se safó resuelta...
- Pero mujer, ¿qué te pasa?
Casi le suplicó.
Ella le enseñó el reloj,
eran exactas las tres,
no le dio tiempo a correr,
y en eso,la luz se encendió.
Cuentan que el jovencito
puso el grito en las nubes
y que por poco se sube,
encima de aquel letrero
viendo colgar los pellejos,
a ambos lados de la cara.
Era como una entidad
una bruja,una momia
era una pura demonia,
que parecía una diosa
en medio de la oscuridad.
Si algo nunca ha olvidado
ese cubano tontuelo
fue la dirección exacta
del Palacio del Pellejo.
Juró nunca más volver,
y se puso a trabajar,
porque es muy duro vivir
comiendo arrugas con pan.
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