miércoles, 29 de octubre de 2014

Con las manos vacías

Por Lucy Ramón.

Después de tantos sueños rotos, estudios, sacrificios, trabajo forzado y de aferrarnos a la imagen de un hombre diferente, de un HOMBRE NUEVO, los que nacimos ''después'', tenemos las manos vacias.

¡Las manos y el corazón!.


Ha sido una ofensa a nuestra inteligencia y un ultraje a la inocencia de entonces, de aquellos años cuando cantabamos las canciones de la Nueva Trova y nos sentiamos dueños de Cuba y su futuro. Vergüenza, es todo lo que sentimos delante de nuestros hijos y nietos que, nos ven remendando recuerdos y rezongando derechos que nunca conocimos, ni disfrutamos. Es triste ver los rostros de mi generación arrugandose y pensando como un discurso se apodero de nuestras vidas. 

Los mas suertudos, lograron hacerse de una vivienda, estos fueron solo casos excepcionales, la gran mayoría de mi generación, vive hacinada en antiguas casuchas, cuartuchos o aptos deteriorados, donde respiran las frustraciones de cuatro y cinco generaciones juntas, donde los hermanos se convierten en enemigos, los padres en enemigos de sus hijos por un pedazo de pan o unos centímetros mas de espacio para armar un canapé.

Los mas suertudos de los suertudos, lograron escapar del infierno y trabajan duro para atenuar las carencias de los que dejaron atrás. Así vive mi generación, la ''generación experimento'', a la que le toco ir de cara al campo, hacer guardias del comité, tener que conformarse con un par de zapato y cuatro metros de telas para calzarse y vestirse durante un año, a cumplir misión internacionalista sin recibir un dólar a cambio y esperar los cuerpos mutilados o los cadáveres del hermano, del padre procedentes de esos frentes de combates inexplicables en Africa, movilizarse constantemente ante una ''inminente'' invasión yanqui (nunca llego, ni llegará), a esta generación que entrenaron para no pensar y obedecer, la han tirado a la basura, la han puesto a un lado juntos a la familia que procrearon.

Mi generacion aun con las manos vacias, sueña, quizás los sueños no sean tan azules pero sueña con justicia.

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