Por Lucy Ramón.
En cuanto me enteré que médicos cubanos viajarian a Sierra Leona a combatir el Ebola, enseguida corrí a chequear la noticia. Los cubanos estamos cama'os del régimen y sabemos que, detrás de esos "gestos humanitarios" siempre se esconde algo macabro. Me los imagino a todos ellos reunidos en un salón, mientras el amo", les come el cerebro", les echa un discursito motivador y pacta precios y condiciones.
Si contraen la enfermedad y murieran, sus cadáveres no serán enviados a Cuba y por su trabajo, se les pagarán 8,000 $ dolaritos que se gastan en un santiamén, pero algo es algo, no... Sé no representan (continuaria diciendo el amo) la más mínima posibilidad de un presupuesto para comprarse un carrito de mediopalo pero, aun asi, con ocho mil fulas, no criaran puercos , ni venderan pizzas por un tiempo. ¿Qué creen? ¿Va el trato? Son ¡OCHO fulitas limpios de polvo y paja!.
Me imagino verlos sumisos, mostrando sus estetoscopios y batas blancas y con una sonrisa temblorosa, vendiendose por ocho mil tristes dólares, pero de repente, esa imagen se transforma en una hilera lateral de esclavos, encaramados en un escalón más alto, mostrando sus dentaduras blanquecinas y sus frentes y sus cuerpos fornidos, listos para ser vendidos al mejor postor, ¡Arriba! (Gritaria el amo). ¡Vendo médicos buenos, bonitos y baratos!. Si se enferman por allá, les dan candela, no se preocupen, yo me arreglo con sus familiares. Con unos dólares se alivia el llanto.
Esas misiones internacionacionalistas las anuncia el régimen castrista como algo sublime, único, sin embargo, hasta hoy, no hemos visto a los doctores de la familia Castro dar el paso al frente e incorporarse al equipo de combatientes suicidas que, se fajara a los tiros o los piñasos con el letal virus.
¡Madre mía!, mientras Raúl Castro se echa al bolsillo una buena tajada de dólares y limpia la imagen desprestigiada de su régimen, esos esclavos, fieles al amo, van a jugarse la vida.
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