Por Lucy Ramón.
En momentos como estos, extraño a mis dos Angelitos negros que están quién sabe dónde. En la vida real, eran mis vecinos y los dos se llamaban Angel y los dos eran brujos de Burubu'. Y cómo sobaban a todo el que estuviera "empachao"!Pasando la mano y la fiebre desaparecía. Cuanto muchacho se "empachaba", allá iban ellos, con todo el amor del mundo.
Cuando mi hija Nathali, se empachaba Angel Luis venía a sobarla le decía:
- Oye Luis, me voy a dejar sobar pero no me pegues tus demonios. Tú y Angelito son brujos.
- Tranquila "Gato"(así le decían a ella) esos, a los que tú llamas demonios, son los que te van a poner bien para que puedas jugar.
Estaba dormida y recordé a mis dos Angeles que, negros, viejos y santeros y sobadores, eran mis hermanos y bastante que velaban por mi y por mis hijas. Un par de años antes de refugiarme acá, Angel Luis murió, la verdad nunca supe qué edad tenía, lo qué sí sabía era sobre sus ancestros porque él mismo decía que era un "pichón de haitiano".
Cuando regresé a Cuba, en el 2002, Angelito me abrazaba y lloraba como un niño: él sabía que nunca más nos veríamos. Murió unos años después.
Pues nada, me recordé de la sobadera y ... manos a la obra. Le indiqué al Quijote cómo hacerlo y ya me siento mejor.Tenía bolitas duras en las piernas y brazos. A veces, estas mañanas de viejos se olvidan pero, en nuestra época lo bien que funcionaban.
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