viernes, 6 de febrero de 2015

Pobres Perros


Por Lucy Ramón.


Las personas que critican a otras por el amor que éstas le profesan a sus perros, ni se imaginan lo que esos perros significan en la vida de quienes sienten la necesidad de dar y recibir amor. Un perro no es un simple animalito, es alguien que espera todos los días por ese ser que lo escogió para que formara parte de su vida.

Existen miles de historias lindas alrededor de algún perro, historias de hazañas en las que un perrito es el héroe, el protagonista.Historias de fidelidad incondicional por parte de perros que han decidido morir al lado de su dueño o esperando por él. Cuántos perros no le han salvado la vida a su amigo que ha sufrido un ataque al corazón o estado a punto de morir ahogado o en un incendio o perdido en medio de un bosque, una nevada.

Ahí tenemos al perro de Mozart, gracias a él, pudieron encontrar la fosa común donde estuvo enterrado el músico. Este perrito se acurruco' al lado de una tumba y murió congelado.Cuando la esposa vio al perro, enseguida lo reconoció,mandó a abrir la sepultura y estaba Mozart, enterrado como indigente.
Quien no ame a un perro no ama a nadie, por eso no le hallo pies ni cabeza a ciertas expresiones en las que usan a los perros de manera despectiva, atribuyendoles los peores de los defectos.

Para decir que alguien es malo, te dicen:
- Fulano (a) es un perro.
- ¡Qué perro eres!
- Eres un hijo de perra.
¿Y qué me dicen de esto?
- Tengo un perro dolor de muela.

Ven acá chico, ¿no pudiste decir un chivo, un camello, un elefante, un león o cualquier otro animal salvaje para describir ese dolor?
También usan al perro para exagerar cosas buenas.
Oigan esto:
- Se compró un perro carro.
- Tiene una perra casa.
- Tenía puesta una ropa perrisima.

Pero cuando agarran a las pobres perras como madres de cuanto descarado, ladrón y asesino hay, es cuando la raza perruna está en su extremo de degradación. Miren que decir:
- Los Castro son unos hijos de perra.

¡Pobres perros! Asociarlos con esa lacra es lo peor que pueda pasarles. Lola, la perrita de mi hermana Maria Elena, es una Chihuahua bandolera, sus socios son unos aseres de Hialeah pero se siente dueña y señora de California.

Si Lola se entera que a su raza la confunden con la madre de los tiranos que gobiernan en Cuba, estoy segura que no le gustará la gracia y es capaz de atacar a cualquiera.

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