Por Lucy Ramón.
¡Alma mia! A través de la historia las guerrillas "libertarias" de América Latina han estado estrechamente relacionadas con el tráfico de drogas.¿Será una maldición o una coincidencia?.
No, no piensen que las FARC de Colombia, Sendero Luminoso en el Perú y los bandoleros de Bolivia que se hicieron llamar guerrilleros, fueron los que inventaron el hacerse apadrinar por los traficantes de estupefacientes de sus respectivos países.
El cuatrero y magnate de la marihuana que regía en el mismo corazón de la Sierra Maestra y el devenido luego en comandante de la revolución, Crescencio Pérez, recibió con los brazos abiertos, a los primeros alzados del Ejército Rebelde. Fueron él y sus secuaces los que le facilitaron las armas y alimentaron a esos cuatro gatos, lidereados por Quientedije.
Esos alzaditos combatirían contra los soldados del Ejército Nacional y así evitarían que subieran las lomas y les acabaran con sus cultivos de marihuana. En La Habana y en gran parte de Cuba, el "señor" Crescencio contaba con unos cuantos colaboradores encargados de distribuir su "mercancía" y de paso, apoyar económicamente y facilitarle sus acciones terroristas a los que decían pertenecer al movimiento "26 de Julio" y su frente de Acción y Sabotajes.
Los famosos hermanitos Almeijeiras traficantes de cocaína, le prestaron sus "servicios" en la capital con el objetivo de que, cuando triunfaran les recompesaran y los dejaran hacer sus trapicheos, a fin de cuentas, una mano lava a la otra y las dos, lavan la cara.
Y así se escribió, desde sus inicios, la historia de una revolución plagada (empezando por el líder) de gente maleante, drogadicta y traficantes. Es una pena que, a estos desvergonzados se le sumaron gente decente que nunca vieron la cara oculta de esa revolución y muchos de ellos murieron en combate luchando contra Batista, quien abandonó el país, dejándoles a los cubanos una Cuba próspera y envidiada por todo el mundo.
Vivir por ver.
A nuestra generación le presentaron a comandantes, generales y ministros semianalbetos que, se ganaron los grados militares traficando marihuana y cocaína.
¡Esa revolución es una estafa!.
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