Por Lucy Ramón.
Ayer les conté la verdad sobre el cuento de "La Cucarachita Martina" y como estamos en tiempos de revelar secretos y verdades escondidas, les iré trayendo información acerca de algunos cuentos tradicionales, esos que escuchábamos boquiabiertos cuando éramos niños y luego, se los contamos a nuestros hijos y nietos para sacarlos un rato de los nitendos y la tv.
Si el final de La cucarachita, los dejó atónitos, deja que vean lo que realmente sucedió con Blancanieves. Para empezar, la madre nunca aprendió a tejer, ni se pinchó el dedo, del que salió la gota de sangre que provocó que la señora hiciera el famoso pedido de tener una niña blanca como la nieve y de labios rojos como su sangre...Les cuento…
La madre de Blancanieves era feisima y ademas diabética. Un día, chequeandose su azúcar, se percató de que la noche anterior había bebido más de la cuenta. Asustada y para evitar que la metieran en Alcohólicos Anónimos, le dejó la hija a su padre y desapareció misteriosamente. Cuando la niña tenía unos 16 años, decidió regresar a casa pero no sabía como recuperar a su familia, fue entonces, cuando se le ocurrió hacerse un cambio de cara, se hizo las bubis, las pompis y se transformó en una bella mujer. Unos seis meses de gimnasio acompañados de un nuevo look, fueron suficientes para que nadie la reconociera, de ahí su constante miradera delante el espejo.
Cuando llegó, sus expectativas se cumplieron pero, pronto chocó con ciertas cosas con las que no contaba. Su esposo, cansado de portarse bien y ser el bobolicon del cuento, había " salido del closet " y su hija se había convertido en la jefa de una ganga integrada por siete enanos callejeros que eran la candela.
La niñita inocente, parecía el periódico del pueblo, estaba tatuada de pies a cabeza y se vestía estrafalario, con guantes negros hasta los codos, ropas brillantes y su cabello violeta lucía cuanto trapo y colgadera habían. La madre, la siguió en unas cuantas ocasiones hasta que logró dar con la guarida donde su hija se reunía con sus amigos.
Sigilosa e inadvertida, logró subirse en unas tablas y se asomó por una de las ventanas rotas...
¿Y qué vio la señora?.
Su hijita estaba besándose con su novio, ¿Príncipe Azul?, bueno, azul sí pero de Príncipe, no tenía nada. Para ser justos, se trataba de un tipo que se parecía mucho a Lebron pero más lindo, tenía un cuerpo precioso y sus músculos y porte eran capaces de rendir a la chica más bella.
¡Por poco se cae la mujer cuando vio aquello!. Se vuelve a empinar sobre sus pies y esta vez, los enanitos brincaban y aplaudian alrededor de la pareja de enamorados.
-¿Pero qué es esto? Pensaba la señora…
Permaneció unos minutos mirando, cuando de repente, cada enano, montado en una moto llena de luces y diseños raros, salía chirriando gomas. Detrás, salieron los tortolitos. Blancanieves inclinaba su torso hacia delante pegándole las bubis en la espalda a su amorcito y pujando hacia atrás dejando ver las marcas de sus pompis, a través de una "licra" corta, medio transparente. Iban los dos junticos en la moto grande.
La madre, enmudecida, sacó su celular y llamó a alguien. Cuentan que la señora, se dirigió directamente al aeropuerto, se miró en su espejo, retoco su maquillaje y partió hacia un rumbo desconocido...
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