Por Lucy Ramón.
Cuando una persona asume cierta responsabilidad colectiva, en mi opinión, debe ante todo, reconocer si está apta para ejercer esa función. Ser líder no es tarea fácil pero, si el liderazgo es genuino, está demostrado que funciona y arroja resultados.
No siempre el lider debe tener una cultura superior, ni ostentar títulos universitarios, si los tiene. ¡Qué bien! Pero si no, ¡qué bien también!. Para ser un líder auténtico se necesita poseer la misma cantidad de astucia y de humildad y hacer de su liderazgo un equipo disciplinado, capaz de superar cualquier revés con inteligencia.
El egoísmo y el liderazgo son antagónicos y siempre estarán retándose uno al otro, por tanto, el liderazgo jamás puede ceder ante la fuerza del Ego, si sucede, todo esfuerzo y sacrificio serían en vano.
El "salpafuera" que formaron las Damas de Blanco ayer, deja muy mal parada a su líder, la señora Bertha Soler y echa por tierra la historia de lucha de esas valientes mujeres que, en un principio, demostraron una entereza increíble, reclamando la libertad de sus esposos, hermanos, hijos, etc condenados injustamente por el régimen castrista.
En mi opinión, ese acto bochornoso jamás debió de llevarse a cabo por NINGUNA RAZÓN y la lider de las Damas tenía muchas formas de evitarlo pero no lo hizo, su Ego habló más alto. Todos sabemos de la involución y de ciertas posiciones asumidas por Bertha en los últimos tiempos, empezando por aceptar invitaciones de personajes políticos que ponen en manos extranjeras la problemática cubana. ¡Qué importa si la señora Soler está en contra del levantamiento del embargo!, ¡Qué importa que cacaree por el mantenimiento de la Ley de Ajuste cubano!.
Ese circo de hacer de contrafigura a quienes abogan lo contrario, sólo convence a los tontos útiles. Los líderes deben contar con la astucia y perspicacia suficientes como para no caer en esas trampas, a menos que, conscientemente y por detrás del telón, se estén prestando para el jueguito.
Hermanos, cuando se trata de la libertad de Cuba, los líderes que dicen representar al pueblo cubano, no pueden darse el lujo de imitar al enemigo y mucho menos de contar con la decisión de un gobierno extranjero que desde siempre ha soñado con adueñarse de nuestra isla.
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