Por Lucy Ramón.
Subir al tejado, tener cola, cuatro patas y decir miau, no es suficiente para catalogar a un gato, al menos aqui, en Yanquilandia. En USA, puedes reunir todas esas cualidades, es más, eliminar alguna y sumar unas cuantas, por ejemplo, los gatos yumas no se suben al tejado , les sacan las uñas de raíz para que no rompan los muebles, los castran para que no puedan procrear, hacen pipi sobre una arena especial que su dueño compra o sobre un pañal, comen bolitas, duermen en su camita o con su "madre o padre".
Los gatos yumas no maullan, parecen mudos. Miran a la gente con cierto recelo, como si fueran los dueños de la casa, no tienen amigos y si nunca le presentan a una futura relación amorosa, ni se preocupan. A veces me parecen que los gatos yanquis son gay o medio bobos.
Si su dueño conversa con algún vecino ellos se ponen impacientes y se alteran hasta que éste regresa. Viajan en vacaciones con los miembros de la familia. Algunos tienen hasta asiento de seguridad y en cuanto les abres la puerta del carro, saltan y se acomodan con tremenda habilidad. Los gatos americanos saben que los autos deben parar cuando ellos cruzan la calle, por eso muchos mueren atropellados por conductores irresponsables, conocen al veterinario, de ver el edificio de la consulta, cambian la conducta.
¡Increíble!, son más inteligente que yo...jajajaja. ..Entienden Inglés y Español y cuida'o!...Quizás hasta hablen los dos idiomas. A veces, los llamo diciéndoles...Musi-musi-musi...y ni me miran. Son finoooooos. Si les da comida de personas, se enferman, no comen carne cruda, ni alimentos mezclados. Generalmente, les gusta bañarse y reconocen su shampoo, su toalla y su bañera. Para las Christmas, los gatos de aquí, esperan sus regalitos de Santa y cuando se ponen viejitos y enferman, llevarlos a "dormir" es un acontecimiento relevante; se les da la noticia a los amigos y familiares.
Sus cenizas son guardadas como reliquia pues, esta criatura fue, es y seguirá siendo parte de la vida de todos. Todos los años, con el álbum familiar, se recuerdan aquellos momentos lindos compartidos con el gatico y con una mezcla de dolor y alegría miran las fotos de los cumpleaños que se le celebraron desde que llegó a casa.
Pensándolo bien, cuando venga en otra vida, quizás venga de gata, ¡quién sabe!. Tal vez de gata, me empate con un dueño millonario. Creo que sólo así, de gata aprenderé el Inglés.
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