lunes, 24 de noviembre de 2014

Las traiciones



Por Lucy Ramón.


No puedo, aunque lo intente, ser de otra manera, basta una mentira para que nunca más vuelva a confiar en esa persona y lo que es peor, cualquier sentimiento de afecto que pueda sentir, ahí mismo, se desvanece. Sin embargo, perdono con tremenda facilidad y trato de buscar las razones de ese engaño. ¡Paradójico!, cuando alguien me traiciona o miente, creo que es mi responsabilidad … ¿Por qué?, por creer en otras personas. 


Si algo cierto dice la biblia es esto: "maldito el hombre que cree en el hombre". He perdonado a quienes en el pasado me han acusado algún dolor y lo he hecho de corazón, porque he visto el arrepentimiento en sus ojos y como todos cometemos errores, quién soy para condenar a otros. Ahora, cuando se trata de TRAICIONES, ahí sí que no olvido ni el más mínimo detalle.

De la Luz y Caballero dijo: "perdonar a un traidor es un gesto de loas, retribuirle al traidor la confianza que se le tenía anteriormente, es cambiar las loas por la idiotez".

Los traidores, después de todo, además de repugnancia, me causan lástima. Generalmente, al verse descubiertos, se desesperan y en su afán de tapar su traición o disimularla, cometen muchos errores, a veces, peores que la traición en si. Me da pesar cuando alguien me traiciona porque me duele saber cuántas cosas lindas se pierden por idiotas y canallas. Es lamentable ver cómo la traición acaba con los sentimientos más puros. 

Hace poco, vi romperse una relación de unos hermanos, relación de casi TREINTA años, con hijos adultos y de muchos sacrificios, ¡qué triste!. Ella se me acercó pidiéndome un consejo y créanme que para esos casos, no soy buena consejera, qué le iba a decir, que lo perdonara y "aquí no ha pasado nada", ¡No puedo!. Soy consecuente con lo que pienso y con lo hago y jamás le diría a otros, lo que no soy capaz de hacer.

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