viernes, 28 de noviembre de 2014

Mis reflexiones.



Por Lucy Ramón.


Siempre he dicho que no me gustan las afiliaciones de ningún tipo, no soporto las reglas impuestas por hombres, vestidos de Dios, de políticas o de cualquier cosa. Sin embargo, me considero una persona disciplinada, porque trato de cumplir con mis propias reglas. Por naturaleza, tendemos a regirnos de cierta manera, por seguir una conducta que nos ayude a sobrevivir y a eso, le llamo conciencia.


¿Qué curioso, verdad? Intuyo que, sin caer en nombres, ni en ideologías, los seres humanos tendemos a buscar nuestro grupo. Todos, hasta el más feroz de los ateos, cree en algo y todos tenemos nuestras ambiciones individuales, en dependencia de las motivaciones y sentimientos que nos caractericen y por esa razón, es que, mirando esas tendencias, se me hace que, somos republicanos, (por darnos una categoría) en lo más intrínseco de nuestras conciencias. Por muy vago o perezoso que alguien sea, a esa persona le gusta progresar y mantener determinados estatutos de vida, para su propio bien.

Generalmente queremos ser útiles a nosotros mismos y a los demás y nos aferramos a preservar valores que, demostrado está, son los que protegen y elevan la conciencia humana. Fíjense si es así que, en medio de esta turbulencia y relajamiento, hasta el peor de los delincuentes, sabe que algo anda mal en este país y busca de Dios y aspira a que la sociedad y su vida cambien. Y para que este país cambie, debemos empezar por cambiar, la mentalidad de pobreza que en estos últimos años se ha adueñado de la mentalidad del pueblo americano, esa queja constante, esa idea de que el futuro será peor, le corresponden a quienes les gusta parasitar, mentir y romper las reglas.

Tenemos que rescatar nuestros sueños, nuestros valores, el amor a la familia, al progreso, al bienestar común. Repito, creo en los gobiernos que le brindan al ciudadano las herramientas necesarias para que se conviertan en fuerza activa y capaz de crear sus condiciones de vida, creo en los gobiernos que realmente les interese proteger al ciudadano sin populismo ni afán de instarlo al relajamiento. Creo en los gobiernos que buscan lo mejor de la esencia humana por todos y para el bien de todos.

Sin ánimos de hacer proselitismo, sólo invitándolos a la reflexión, analice cada uno sus realidades y respóndanse, objetivamente, qué tan seguros se sienten con un gobierno que miente descaradamente, que le pasa por encima a los poderes que rigen la nación, que viola la privacidad y la autodeterminación del ciudadano, que se enmascara de "cambio" para imponer un seguro de salud plagado de trampas y burocratismos y amenazas y que juega con la dignidad de millones de indocumentados que intentan regular su permanencia legal en este país.

¿Quién que se respete y ame a su familia puede elegir a una Hillary Clinton que JAMÁS se ha pronunciado acerca de su responsabilidad con la tortura y asesinato de nuestro embajador en Benghazi?.

No nos engañemos hermanos, nuestros corazones ansían el retorno al orden, a la cordura y al progreso social y ese retorno depende, en gran medida, de esa tendencia intrínseca que nos caracteriza.


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