Por Lucy Ramón.
Buen día hermanos.
No quise hablar de Martí porque en fechas conmemorativas todo el mundo habla de lo mismo y ese teque cansa, la verdad. Además esperé hasta hoy para tocar el tema porque quiero llamar la atención hacia dos aspectos fundamentales del Apóstol, el primero sería nuestra objetividad a la hora de acercarnos a él y el segundo resaltar su obra, sacar de entre sus obras desconocidas, su amor, su inquietud por la naturaleza animal.
La historia se encarga de endiosar a los hombres o de destruirlos. Los cubanos que venimos del infierno conocimos de Marti lo que el régimen castrista nos enseñó y a ese Marti, le arrebataron su condición de Apóstol y lo convirtieron en héroe nacional. Visto así, las nuevas generaciones jamás se interesarían por indagar, escarbar y escudriñar sus obras, esas obras ocultas por la maldad de un tirano, son las marcan la diferencia entre el Apóstol y un simple héroe.
Vestir a Marti de perfección es deshumanizarlo para convertirlo en una estatua de barro y bronce, de esas que se miran de lejos y se sienten frías y congelan el alma de quienes, por curiosidad las tocan. Ese héroe lleno de atuendos socialistas y al servicio de un tirano, a ese nadie lo quiere, ni le interesa. Ese Martí autor intelectual de un asalto terrorista causa repulsión y desdén a quienes se le acercan. Ese no es el nuestro, ese es el héroe que se inventó la dictadura que gobierna en la Cuba que tanto amó el nuestro, el verdadero el Apóstol, el Maestro Mason, el fraternal.
José Julian Martí y Pérez, no sólo escribió versos sencillos, ni publicó la Edad de Oro, ni dijo que la libertad es el derecho de todo hombre a pensar y hablar sin hipocresía, nuestro Apóstol también dijo: "cortar orejas al mulo no lo convierte en caballo", y dijo más, mucho más acerca de la fauna universal.
El señor Orlando González Esteva, acaba de publicar un libro acerca del Marti verdadero que de seguro nos presenta a un Marti "nuevo" , acabado de descubrir y rodeado de animales. Y es que el Apóstol abarcó en sus obras ocultas por la maldad y la rutina, cosas que ni imaginamos.
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