jueves, 16 de octubre de 2014

¿Y los muertos, dónde están?

Por Lucy Ramón.

Al que le "tocó", le "tocó"...Me imagino, esta sea una de las posibles respuestas que Mariela Caperucita Castro, le diera a la pregunta : ¿Y cómo quedan en la historia los homosexuales cubanos que fueron pateados por el régimen castrista? 


Ser homosexual en Cuba "era" (hablando en pasado raulista) como una malformación congénita del gusano. No sé porqué, en los primeros CUARENTA AÑOS, un homosexual, un simple ser humano, como otro cualquiera, representaba lo más degradante para la sociedad, no sólo por su preferencia sino porque ésta, estaba ligada a su posición política. ¿Acaso se trataba de estigmatizar al contrarrevolucionario de entonces?. El castrismo, perverso, al fin, aprovechó la euforia revolucionaria del pueblo cubano para irle encima a un sector de la sociedad de por sí débil e históricamente discriminado. Las turbas enfurecidas arremetían contra todo lo que le dibujaran como enemigo de la revolución.


Sin embargo, hubo sus solapadas excepciones, como la homosexualidad no determina la integridad de las personas,( y eso se sabe desde siempre), dentro y alrededor de la cúpula mandante, SABEMOS que hay ciertos jerarcas que bajo, bajo o por detrás de la fachada, mantienen relaciones amorosas con personas de su sexo pero su INCONDICIONALIDAD al tirano,le otorga ciertos credenciales que, les permite, gozar de prebendas, siempre que no salgan "del closet". Algunos, de tanto fingir, pasan inadvertidos pero otros, los más expresivos, los que internamente se sienten en el cuerpo equivocado, por mucho que lo intenten, no pueden disimular sus ademanes; es por eso que, los cubanos toda una vida se han dado cuenta de que fulanito o fulanita, ministro, presidente de algo rimbombante, es homosexual y los comentarios han sido bastante desagradables.

Por ejemplo, dicen (yo no digo) que Eusebio Leal es homosexual pero, como el régimen ha necesitado de su intelecto, ahí ha estado, bebiendo de la mesa revolucionaria. No importa que este tracatan, según me contó mi hermana Esmeralda,sea responsable de la muerte de una niña de seis años y del solista del grupo Los Gafas, pues cuando realizaba la restauración de un edificio antiguo, en el casco histórico habanero, el señor mandó a tumbar (sin aprobación del ingeniero) la columna principal y éste se derrumbó, provocando esas muertes.Pero bueno, basta con que se trate de un sirviente para que la ley no lo roce.

Como podemos ver, la homosexualidad en la Cuba "revolucionaria" ha sido un punto manipulable,de acuerdo a los intereses coyunturales. Cuando los homosexuales eran capturados como delincuentes y enviados a la UMAP, doña Mariela era chiquitica y no fue hasta cumplidos sus CUARENTA que se le ocurrió, subirse en el pedestal de la tribuna justiciera para abogar por los "derechos"de la comunidad gay cubana.

En los 80'ella, la sobrina de la Peste e hija del Mal Olor, no se enteró nunca de que, un requisito determinativo que te daba el salvoconducto para salir como ESCORIA del país de "las maravillas"era presentarte ante las autoridades migratorias cubanas y decir (sin serlo) ¡YO SOY HOMOSEXUAL!. Enseguida calificabas! Cuántos hombres y mujeres se declararon homosexuales, siendo mentira.

Por eso, cada vez que vemos a hijita de Raúl, queriendo tirarle tierra al recuerdo de aquellos homosexuales que fueron apedreados, obligados a trabajar como esclavos, que cumplieron años en prisión por su orientación sexual, que se vieron obligados a huir de su país y encontaron el éxito y/o la muerte en tierras extrañas,nos produce asco y repulsión esa actitud llena de hipocresía y cinismo.


Ahora resulta que a esos CRÍMENES, ella, la Mariela, le llama "errores" de la revolución, como si la revolución fuera una entidad invisible, sobre la que no caerán culpas y responsabilidades. A ver… ¿Quién o quiénes responderán por esos infelices que, por miedo al rechazo y la exclusión no se permitieron hacer sus vidas como hubieran deseado?.¿ Quién o quiénes tendrán el valor de premiar a cuanto homosexual cubano exiliado ha puesto el nombre de Cuba en los eventos internacionales celebrados en estos 55 años de silencio?

¡Las plumas y las lentejuelas no serán más las debilidades de una comunidad de hombres y mujeres dignos!. No basta con respetarles su derecho a escoger sino también reconocerles sus historias y sobretodo respetarles su derecho a la vida misma y para eso, habría que empezar por respetar a sus muertos.

¡Prohibido olvidar!.

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