Por Lucy Ramón.
Cuenta la leyenda que, érase una vez en un país olvidado, en una ciudad bombardeada por el abandono vivía un mozo del color ébano que soñaba con una princesa Verde. Al ver que su princesita no aparecía por ningún lado, decidió ir en busca de ella y un buen día, se encaramo'en un barco, convirtiéndose así en un marinero mercante. Dicen que, el joven negro conoció muchos puertos y que quizás, en algunos de ellos dejó unos cuantos corazones rotos pero, ninguno logró conquistar el suyo. Su corazón estaba reservado para su amada Verde.
En aquellos años, Pa'nfilo, el marinero, soñaba con tener una casita linda, un carrito de medio palo y algún dinerito para cuando llegara el momento no presentarse palma'o y poder invitar a su princesa a andar por su ciudad que, para entonces comenzaba a derrumbarse. Y pasó el tiempo y pasó que la cosa se puso mala y al pobre Pa'nfilo lo bajaron del barco, lo dejaron sin trabajo y lo mandaron para su casa "hasta nuevo aviso".
Oigan, a ese aviso ya le salieron canas y nada, ¡jamás lo llamaron!. Jamas se ha vuelto a montar ni un salvavidas. Pimpinea por aquí, pimpinea por allá. En ese pimpineo, Pa'nfilo empezó a sentir que era mejor ahogar sus sueños en el alcohol y cada vez que aparecieran en su cabeza las imágenes de aquella casita, de aquella princesa y de aquella ciudad linda, él debía empujarlas muy fuerte hasta llegar al fondo de la botella.
Sucedió que, todo el que conoció a Pa'nfilo desde niño, no podía creer que se hubiera convertido en aquel guiñapo humano, hambriento y desaliñado porque, ese hombre creyó, como creyeron millones en una promesa, en un discurso y como es sabido, sus sueños dependían de esa promesa, de ese maldito discurso.
Quienes se le acercan a Pa'nfilo se divierten con sus ocurrencias y gozan cuando les advierte a los responsables de sus desgracias que él es "Pa'nfilo en Cuba" y resume todas las necesidades de su ciudad llena de escombros con una sola frase, la cual acompaña con el gesto del bocado directo a la boca y grita: JAMA!!! JAMA!!!.
Pa'nfilo se ha ganado su fama por el valor que ha tenido de pararse en el medio de la calle y decir con ciertos temores que a él lo conocen en la Yuma y que artistas famosos le mandan algunas veces algún dinerito para ayudarlo.
El destructor de los sueños de Pa'nfilo, no lo mira como uno más de los alcohólicos que elevan las altas cifras de alcoholismo en la isla cautiva. No, a Pa'nfilo lo tienen en la mirilla. Por eso, a cada rato "lo recogen" y lo internan en una clínica de desentoxicacion para evitar que periodistas extranjeros le hagan alguna entrevista y como los niños y los borrachos no mienten, Pa'nfilo se le ha convertido en una piedra en el zapato a los que quieren callarlo.
En los cuentos normales, los Príncipes casi siempre llegan al final de las tragedias que les toca vivir a sus doncellas pero en este, les adelanto que, es la princesa quien viene por su galán.
Continuará...
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