Por Lucy Ramón.
Los asistentes disimularon el impacto que les causó el Pa'nfilo perfumado, desandando por la habitación como dueño y señor de la madame. Paris lo recibió con una sonrisa y le preguntó:
- ¿Estás mejor asi, verdad?
Al chasquido de los dedos de la jefa, comenzaron a destaparse los platos que venían sobre las mesitas de servicio a habitaciones.Trajeron de todo. Carnes asadas, quesos de todo tipo, mariscos, guisos de carnero, fritos, ensaladas, jugos, refrescos, vinos, etc. Pa'nfilo pasó revista a todo, se sentó en el reclinable, cerró los ojos y dos lagrimotas brotaron cerca de las sienes y rodaron por ambos costados de su cara y del cuello hasta caer en su pecho.
No tenía valor de comerse aquella JAMA que tanto había pedido a todos los que hasta ese dia lo habían entrevistado y lo había convertido en el borracho más famoso de toda Cuba. Estuvo callado unos minutos. Un asistente le dio algunas servilletas, se limpió el llanto, ofreció sus disculpas y caminó hacia el balcón donde estaba Paris.
- Paricita, ¿tú crees que yo pueda llevarle esa comida a mi familia y a mis vecinos?. Digo, sino te es molestia.
- No Pa'nfilo, tú no vas a llevar nada a nadie. Si lo que te entristece es recordarte de los tuyos, ahora mismo mandaré todo eso con mis asistentes a las personas que tú me digas porque esta noche tú y yo tenemos mucho de que hablar.
- ¿Conversaremos la noche entera? - preguntó Pa'nfilo con malicia.
Ella le guiño'un ojito azul, los asistentes tomaron la información de la entrega, le preparon unos rollitos de jamón y queso y luego el degusto' de algunos antojitos..
Afuera se sentían las risotadas de esos locos. Paris le contó algunas de sus "travesuras"escandalosas y Pa'nfilo las disfrutaba como si fueran historias de ciencia ficción. Pa'nfilo le hizo cuentos de cuando era marinero mercante que, se la pasaba recogiendo en los basureros de distintos países los tv, vcr, y otros electrodomésticos que la gente botaba y él las vendía en Cuba como mercancía de primera.
Ninguno de los dos supieron nunca, cuándo ni cómo llegaron a la cama, el caso es que de repente se descubrieron, ella recostada de su pecho y él pasándole su mano negra por la cabecita rubia. Mientras ella contaba sus aventuras amorosas, Pa'nfilo apretaba los ojos como obligándose a dormir, muchas veces despertó soñando lo que hoy estaba viviendo y no quería volver a sufrir la decepción de su realidad.
No se atrevía a hacer nada que pudiera estropear el idilio y aunque quería comersela a besos, se limitó a alternar las caricias con besitos sanos sobre su cabecita rubia. Paris no podía creer que aquel hombre no estuviera desesperado por poseerla, todos sus amantes le iban encima a despedazarla pero Pa'nfilo no quería perder a su princesa por un arrebato varonil, ya tendría tiempo para eso, ahora lo que más anhelaba era conquistarla.
A Paris no le interesaba tampoco derrochar en una noche sus destrezas sexuales, a fin de cuentas, cuando hay amor, todo lo que sucede, sale solo, de manera espontánea, sin improvisaciones, ni esfuerzos. Cuenta la leyenda que desde entonces, nunca más se han separado.
Gracias a la princesa Verde, Pa'nfilo logró hacer la casita con la que siempre soño' y está renuente a salir de Cuba. Dice Pa'nfilo que si se va, ya no sería Pa'nfilo en La Habana y que su deber de cubano es el de seguir gritándole al mundo que en Cuba, lo que hace falta es JAMA.
Paris y Pa'nfilo, unidos para siempre.
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