Por Lucy Ramón.
Según la limosina aceleraba, los retorcijones del estómago de Pa'nfilo lo hacían doblarse. Entre aquella corbata ahogandolo, los zapatos apretados y el nerviosismo, no hallaba qué hacer. Le pasó por la mente, decirle al chofer que se detuviera cerca de algún safacon para meterse detrás de las montañas de escombros y basura que lo rodeara y hacer el #2 pero se recordó de lo complicado que le resultaría, quitarse aquella indumentaria sin embarrarse y oler a ..... sería lo peor que pudiera sucederle, justo cuando estaba a punto de conocer a una princesa de verdad.
Según subía el ascensor, así ascendian la ansiedad y el temor a lo desconocido. El había viajado a muchos paises en su época de marinero mercante pero, irónicamente jamás le habían permitido entrar al Habana Libre.
- ¿Habana Libre?- Pensó. ¿Acaso este hotel no era del abuelo de la Paris?
- No Pa'nfilo - siguió pensando calladito.
Este hotel jamás fue propiedad de los Hilton, recuérdate bien de la confusión que tiene mucha gente. Este hotel de 27 lujosos pisos fue construido con la caja de retiros de los empleados de servicios y el apellido Hilton, sirvió para auspiciar la obra. Quientedije se robó otros hoteles pero a esos millonarios nunca les quitó nada.
Mientras estuvo parado frente a la puerta de la habitación, Pa'nfilo aprovechó para encomendarse a sus santos, susurró algunas palabras en Lucumi, se presignó haciendo la cruz con su mano derecha y dijo:
- ¡Pa'lante Pa'nfilo!
Cuando el jefe habló por el "boquitoqui", la puerta de la suite se abrió y de la parte de adentro, otro asistente le indicó que lo siguiera. Los ojitos achinaditos de Pa'nfilo, parecían resortes dando vueltas, había entrado al palacio de la princesa, donde todo brillaba y los colores tornasolados alternaban con luces moradas, doradas, azules y rojas, formando siluetas y geometrias complicadas.
Cuando Paris se presentó delante de Pa'nfilo, él, muy resuelto, le extendió su mano:
- ¡Buenas noches!. Soy Pa'nfilo de La Habana y de Cuba. Bienvenida a mi pais lindo pero hambriento. Es un placer.
- Hola Pa'nfilo! Soy Paris Hilton. Gusto en conocerte. Siéntate por favor.
- Gracias - contestó Pa'nfilo sentándose en una butaca tan confortable como lujosa.
Le siguieron unos segundos de silencio hasta que, la anfitriona invitó a beber algo.
- ¡Gracias señorita! No bebo.
- ¿Cómo que no bebes?. He visto todos tus videos en la web y en todos estás algo pasadito de tragos, no tengas pena, quiero que te sientas cómodo.
- Sucede Paricita...
- Jajajaja jajajaja - Paris soltó las carcajadas.
- Disculpe señorita Paris, es que la veo tan niñita.
A Paris se le aguaron sus ojitos azules, hacía mucho tiempo que nadie la llamaba así, todas las personas que se le acercaban o asediaban, trataban de guataquearla y las linsonjas que le brindaban estaban camuflajeando algún interés, ya sea monetario, de estatus o cualquier otra mezquindad pero aquel negro alcohólico, hambriento y secuestrado en una islita, no podía aspirar a lo que ni siquiera conocía.
A Pa'nfilo le entró "culillo", no hallaba cómo sentarse para sentirse a gusto y decidió que aquella era su noche y nada ni nadie podía estropearsela.
- ¿Puedo confesarle algo Paricita?
- ¡Por supuesto amigo! - contestó una Paris decidida también a que aquella, era también su noche.
Continuará....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario